viernes, 16 de enero de 2009

Franco es un hombre eficiente. Ecónomo de profesión, lector de vocación y exitoso padre de familia, el bien querido y respetado gerente del banco X fue bendecido desde el mismo día de su nacimiento con el don de la serenidad y la prudencia, aspectos claves para poder llevar a buen término todas las actividades y responsabilidades que hacen parte de su quehacer diario. Ayer por la mañana, acabado el desayuno, a las 7:45 a.m., terminando de sorber su católica tasa de café matutino, Franco leía distraídamente su habitual periódico de corte siempre conservador cuando más por descuido que por un simple pasar de hojas dio con la sección de avisos clasificados. Esa cascada de futilidades nunca ha tomado un segundo de su inamovible agenda, pero siendo hoy su cumpleaños número cuarenta y cinco – ¡cuatro y media décadas de Franco el ejemplar, la estrella del norte, el atleta, el gallito fino, carajo!- se licenció un par de minutos para curiosear ese barullo de calamidades. Aquí y allá saltaban clasificados de líneas calientes, curas para la ausencia absoluta de virilidad, brujos retando cualquier tipo de sortilegio, atrayendo el amor en fin, todo un bazar de inimaginables mocedades.”Esto es TAN ridículo” pensó mientras apuraba el último sorbo. Llamó a la gitana “Pacha Mama” sólo movido por la morbosa curiosidad de saber qué le deparaba el futuro. Como era de esperarse, aquella oportunista sólo improvisó elucubraciones nefastas para el genial Franco. Que no saliera de su casa esa noche porque inevitablemente sería atraído a “el gaucho” –esa cantina de mala muerte- y allí resultaría muerto, víctima de un disparo fatal en la garganta hecho éste por un vil muerto de hambre. Hay que ver lo tonta que es esa “gitana”. Hoy tuvo un día formidable: felicitaciones, regalos, llamadas de familiares y amigos provenientes de todos los rincones del país, champán, una hermosa corbata Yves Saint Laurent… todo digno de Franco. Hoy salió temprano del trabajo y manejó por horas saludando a la ciudad que le vio nacer, teniendo, eso sí, la precaución de apagar su elegante teléfono celular para poder disfrutar de la opulencia que es su vida. Ese es el regalo que se viene dando desde que tiene uso de memoria: un poco de soledad para poder así entregarse a hacer el balance anual sobre las trazas, logros y metas que se plantea para el siguiente año. Franco no cumple el 31 de diciembre.

Sí señor, este ha sido un año excelente para sus finanzas al igual que las del banco que él comanda: Auto último modelo, miles de nuevas cuentas de ahorro, liposucción, inversiones harto fructíferas que le han valido reconocimiento nacional – ¡empleado del año!, su bella esposa… sólo triunfos, entonces ¿qué es eso de morirse hoy? Esta noche Franco ha llegado a casa tranquilo, voluptuoso, satisfecho de sí mismo y cuando su familia lo recibió tan regocijada con su presencia y todos tan llenos de amor, supo que la vida había sido excesivamente generosa con él. La vida es un gran cúmulo de alegrías.

Franco nunca llegó tarde a una cita.